El hombre no es vida, sino un órgano recipiente de la vida que procede de Dios. (…) (I 13) La vida de todos, se trate de un hombre, un espíritu o un ángel (…) fluye solamente del Señor. [El] es la vida esencial, y se difunde a lo largo y lo ancho de todo el cielo universal, y aun del infierno. (…) Pero la vida que fluye del Señor cada uno la recibe según el principio que prevalece en su vida. El bien y la verdad son recibidos como bien y verdad solamente por los buenos. Los malvados los reciben como mal y mentira, y hasta son transformados en mal y mentira en ellos. Esto es como con la luz del sol, que se imparte ella misma a todos los objetos que cubren la faz de la tierra, pero cada objeto la recibe según su naturaleza, y la convierte en hermosos colores de formas agradabilísimas, o en colores feos de formas horribles. Este es un misterio en el mundo, pero en la otra vida no hay nada que sea más evidente ni mejor conocido. (AC 2888)
A partir del Señor, a través del mundo espiritual y hasta los sujetos del mundo natural hay un influjo (influencia) general y también un influjo (influencia) particular. (…) Los animales de todas las clases pertenecen al orden de sus propias naturalezas, y por lo tanto reciben y poseen en sí el influjo (influencia) general. (…) Nacen poseedores de todas sus facultades y no necesitan ser introducidos a ellas mediante la información. Pero los hombres no están incluidos dentro de su orden (…) y por lo tanto reciben el influjo (influencia) particular, es decir, hay con ellos espíritus y ángeles mediante los cuales les viene el influjo (influencia). Si éstos no estuvieran con los hombres (…) cada uno se entregaría a toda suerte de perversión y en un instante se hundiría en el infierno más profundo. (AC 5850)
[Gracias a este influjo (influencia) particular] el hombre puede ser elevado por encima de la naturaleza, mientras que el animal no puede. El hombre puede pensar analítica y racionalmente respecto de las cosas civiles y morales que pertenecen a la naturaleza, y también de las cosas espirituales y celestiales que están por encima de la naturaleza. Ciertamente puede ser elevado en sabiduría hasta el punto de llegar a ver a Dios. (DWL 66)
En cada ángel y también en cada hombre hay un grado íntimo o supremo (…) en el cual lo Divino del Señor fluye primordialmente (…) y desde el cual dispone las demás cosas interiores en él, que siguen con arreglo a los grados del orden. Este más íntimo o supremo grado puede llamarse la entrada del Señor en el ángel o el hombre, y su mismísima morada en ellos. Es por virtud de éste más íntimo o supremo que el hombre es hombre y se distingue del bruto, porque éste no lo tiene. De aquí viene que el hombre, a diferencia del animal, puede con respecto a todas sus cosas interiores que atañen a su mente y genio, de ser elevado por el Señor hacia sí mismo, puede creer en Él, sentir su amor, y de esta manera verle a Él, puede recibir entendimiento y sabiduría y hablar mediante la razón. También es por virtud de esto el que pueda vivir eternamente. (HH 39)
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