Según la óptica de Swedenborg el mundo espiritual y el natural forman dos partes interrelacionadas de una misma creación. Ambos resultan del flujo del amor y la sabiduría divinamente creativas. Son interdependientes hasta tal punto que ninguno de los dos podría sobrevivir sin el otro.
La creación está dirigida hacia un fin: un cielo poblado con seres espirituales que han establecido primero su individualidad eterna en el mundo natural. Todas las tierras están dotadas del mismo propósito esencial y, por lo tanto, existen infinitas variedades de la raza humana.
En cualquier mundo todo lo material que ese mundo contiene sirve a los usos del hombre, para que el hombre pueda, a su vez, ejecutar mejor sus usos en beneficio de los otros hombres. Este servicio humano sirve verdaderamente para promover el propósito divino en el universo.
Hay un mundo espiritual, y también un mundo natural. (…) El mundo espiritual es aquel donde moran los espíritus y los ángeles; el mundo natural es el lugar donde moran los hombres. (…) Las cosas naturales, representan las espirituales (…) y corresponden con éstas. (…) Lo natural no podría existir sino como consecuencia de una causa anterior. Esta causa radica en lo que es espiritual.. No hay nada en el mundo natural, entonces, que no derive de una causa espiritual. Las formas naturales son efectos y no pueden aparecer como causas (…) menos aun como causas de causas, o sea como principios. Reciben sus formas según el uso que ejecutan, en el lugar en donde están. (…) Todas las cosas naturales representan (…) las cosas espirituales a las que corresponden. (…) (AC 299091) Todas las cosas que hay en el mundo representan alguna idea del Reino del Señor, en consecuencia son imágenes de las cosas celestiales y espirituales. (…) (AC 1409)
Dios es el amor en sí y la sabiduría en sí. Los afectos de su amor (…) y las percepciones de su sabiduría son infinitas. Todas las cosas que aparecen en la tierra son correspondencias [del amor y la sabiduría divina]. Este es el origen de las aves, las bestias, los árboles de los bosques, los árboles frutales, los sembrados y los cultivos, las hierbas y los pastos. Dios no es extenso, y sin embargo está presente en todas las partes de la extensión, es decir, en todo el universo, desde el principio hasta el fin. Siendo omnipresente, hay (…) correspondencias con los afectos de su amor y de su sabiduría en todo el mundo natural. (…) [En] el mundo espiritual hay correspondencias similares a la realidad de aquellos que reciben de Dios sus percepciones y afectos. (…) [En] el mundo [espiritual] tales cosas son creadas por Dios momento a momento, según los afectos de los ángeles. En el mundo [natural] se las ha creado del mismo modo, al principio. Pero se previno que fueran renovadas incesantemente mediante la propagación de unos a otros, para que la creación, de este modo, fuera continua. En el mundo espiritual la creación se da momento a momento, en el natural es continua mediante la propagación, porque la atmósfera y la tierra del primero son espirituales y la atmósfera y tierra del segundo (…) son naturales. Las cosas naturales fueron creadas para revestir las cosas espirituales del mismo modo como la piel reviste los cuerpos de los hombres y los animales, o la corteza exterior y la corteza interior los troncos y las ramas de los árboles, o como las distintas membranas revisten el cerebro, o las túnicas a los nervios y aun los recubrimientos interiores sus fibras, y así sucesivamente. (TCR 78)
El universo creado es una obra interconectada, a partir del amor y mediante la sabiduría. (L 5) Todas las cosas que están en el mundo fueron creadas según las imágenes de las cosas que están en el cielo, porque las cosas naturales provienen de las espirituales, como los efectos provienen de las causas. (…) La naturaleza universal es como un teatro que representa el Reinó de Dios. (AC 8812)
La relación entre lo interior y lo exterior es discreta, no continua. Los grados son de dos clases: hay grados que son continuos y otros que no lo son. Los grados continuos están relacionados como los grados de la disminución de la luz desde la llama hasta la oscuridad, o como los grados de la disminución de la vista desde los objetos que se hallan en la luz hasta los que están en la sombra, o como los grados de la pureza de la atmósfera desde su base hasta su extrema altura. (…) Los grados no continuos, o discretos, se distinguen como lo anterior y lo posterior, como causa y efecto, y como lo produce y lo producido. (…) En cada una y en todas las cosas en el mundo entero (…), hay tales grados de producción y composición. (…) (HH 38)
Las cosas que están en Un grado interior son más perfectas que las cosas que están en un grado exterior, y no hay semejanza entre ellas salvo mediante el establecimiento de correspondencias. (AC 10181)
Hasta tal punto está lleno el universo del Amor y la Sabiduría Divinos, tanto en lo más grande como en lo más insignificante, en lo primero como en lo último, que puede describírselo diciendo que no es otra cosa que una imagen del Amor y la Sabiduría Divinos. (…) Hay tal correspondencia de cada cosa y de todas las cosas que asumen una forma en el universo creado, con cada una y todas las cosas que hay en el hombre, que puede decirse del hombre que es una especie de universo. Hay una correspondencia de sus afectos, y por lo tanto de sus pensamientos, con todas las cosas que pertenecen al reino animal, de su voluntad, y por lo tanto de su entendimiento, con todas las cosas que pertenecen al reino vegetal, y de su vida más exterior con todas las cosas que pertenecen al reino mineral. (…) En (…) el mundo espiritual están todas las cosas que toman forma material en el mundo de la naturaleza, en sus tres reinos, y estas formas materiales son correspondencias de sus afectos y pensamientos. (…) (DLW 52)
Antes de la creación Dios era el amor en sí y la sabiduría en sí, y la unidad de estos dos en el esfuerzo por ejecutar usos. El amor y la sabiduría, independientemente del uso, son solamente caprichos fugaces de la razón, que vuelan y se desvanecen si no se los aplica en la ejecución de algún uso. Los dos primeros, separados del tercero, son como pájaros que vuelan encima de un gran océano, que a la larga se cansarán de volar y caerán rendidos por el esfuerzo, y se ahogarán. El universo fue creado por Dios para dar existencia a los usos (…) puede denominárselo el escenario de los usos. Siendo que el hombre es la principal meta de la creación (…) cada una y todas las cosas que pertenecen al orden fueron reunidas y concentradas en él, para que Dios, a través de él, pudiera ejecutar los usos primordiales. El amor y la sabiduría, independientemente de los usos, pueden ser comparados con la luz del sol y su calor que, si no actuaran sobre el hombre, los animales y los vegetales, serían cosas sin valor alguno. Mediante el influjo (influencia) y la operación de su poder en ellos se convierten en entes reales (TCR 67)
La creación comenzó a partir de lo supremo, o sea de lo más interior, porque su principio es a partir de lo divino, y procedió, desde allí, hasta lo último, o más exterior. (…) Lo último en la creación es el mundo natural, que incluye el globo terráqueo, con todas las cosas que están sobre él. Cuando esto hubo concluido, fue creado el hombre, y en él se reunieron todos los elementos del orden divino, desde los primeros hasta los últimos. (…) (LJ 9)
Hay muchas tierras con habitantes sobre ellas. (…) Planetas, algunos de los cuales sobrepasan a esta tierra en magnitud, que no son masas vacías, creadas solamente para dar vueltas alrededor del sol e iluminar una de las tierras. Su uso debe ser más eminente que esto. El que cree, como todos debieran creer, que el universo no ha sido creado con otro fin sino para que en él pudiera aparecer la raza humana, y el cielo que resulta de ella (…) no puede sino creer, al mismo tiempo, que hay hombres en todos los planetas que existen. Los planetas que son visibles a nuestros ojos, al estar dentro de los límites de nuestro sistema solar, son tierras. (…) Son cuerpos de materia terrenal, porque reflejan la luz del sol. Al mismo tiempo (…) ellos también, como nuestra tierra, dan vuelta alrededor del sol, y por lo tanto poseen años, y estaciones en cada año —primavera, verano, otoño e invierno— con diferencias según el clima. Del mismo modo (…) giran en torno a su propio eje y por lo tanto poseen días, y momentos durante cada día: mañana, mediodía, tarde y noche. (…) (AC 6697)
Cada una y todas las cosas que pueblan el universo han sido creadas por Dios. Por lo tanto el universo, con cada una de las cosas que le pertenecen, recibe, en la Palabra, el nombre de «obra de la mano de Jehová». Hay quienes sostienen que el universo, con todo lo que contiene, fue creado de la nada, y a partir de este nada se sostiene la idea de una Nada absoluta. De la Nada absoluta, sin embargo, no puede hacerse nada, ni es nada. Esta es una verdad establecida. El universo, por lo tanto, que es imagen de Dios y en consecuencia está lleno de Dios, solamente pudo ser creado en Dios y de Dios. Dios es Esse en sí mismo, y todo lo que es, necesita tener su origen en el Esse. La creación de lo que es a partir de la nada, que no es, es una total contradicción. Sin embargo, lo que ha sido creado en Dios y de Dios no posee continuidad con El. Dios es el Esse en sí y en las cosas creadas no hay Esse en sí. Si en las cosas creadas hubiera algún Esse en sí, éste sería continuo respecto de Dios, y lo que es continuo respecto de Dios es Dios. (DLW 55)
Hay dos soles, mediante los cuales el Señor ha creado todas las cosas, el sol del mundo espiritual y el sol del mundo natural. (…) El universo y todas las^ cosas que él contiene fueron creados por el Señor, sirviendo como medio el sol del mundo espiritual, porque éste es lo primero que procede del amor divino y de la sabiduría divina, y todas las cosas que son, son de parte del amor divino y la sabiduría divina. En todas las cosas creadas, las más grandes así como las más pequeñas, hay fin, causa y efecto. Una cosa creada en la cual no hay de estas tres, es una imposibilidad. (DLW 153154)
El universo espiritual no puede existir sin un universo natural, en el cual puede ejecutar sus efec¬tos y usos, de manera que (…) se creó un sol, para que de él pudieran provenir todas las cosas naturales, y gracias al cual, de manera similar, mediante la luz y el calor (…) se crearon las atmósferas (…) Mediante estas atmósferas se creó el globo terráqueo, en el cual fueron formados el hombre, las bestias, los peces, los árboles, los arbustos y las hierbas, a partir de sustancias terrenales, compuestos de tierra, piedras y minerales. Esta es una forma muy sucinta de relatar el proceso de la creación. Serían necesarios innumerables volúmenes para entrar en el detalle de las cosas particulares y particularísimas de este proceso; sin embargo, todas las cosas apuntan hacia la conclusión de que Dios creó el universo; pero no a partir de la nada, porque de la nada, nada proviene. Dios creó el universo mediante el sol del cielo angelical, que proviene de su mismo Esse, y por lo tanto es puro amor unido con la sabiduría. El universo, es decir, tanto el mundo espiritual como el natural, ha sido creado del amor divino, mediante la sabiduría divina como lo atestiguan y demuestran cada una y todas las cosas que contiene. (TCR 76)
El fin de todas las cosas de la creación es que pueda haber una conjunción eterna del Creador con el universo creado. Esto no es posible a menos que existan sujetos en los cuales su divinidad pueda existir como en sí mismo, por lo tanto, sujetos en los cuales pueda morar y permanecer. (…) Estos sujetos son los hombres, que son capaces, como si proviniera de ellos mismos, de elevarse y unirse a sí mismos [con el cielo]. (…) Mediante esta conjunción, es que el Señor está presente en cada una de las obras que él ha creado. (DLW 170)
Todas las cosas que han sido creadas en la tierra han sido creadas para el uso, beneficio (…) y deleite de los hombres, algunas de manera más próxima, otras de manera más remota. Desde que estas cosas han sido creadas por amor del hombre, se sigue que existen para servir al Señor, que (…) es la vida que está dentro del hombre. (DW 13) El universo es un complejo de usos que existen en orden sucesivo, mirando hacia la raza humana, de la cual proviene el cielo angelical, como su auténtica meta (…) ¡Cuan maravilloso es que el insignificante gusano de seda pueda vestir de seda y adornar así magníficamente tanto a hombres como a mujeres, desde las reinas y reyes hasta a los más humildes sirvientes, de ambos sexos, y que un insecto insignificante como la abeja pueda proveer de cera a los lustradores, para que éstos puedan hacer que los templos y los palacios brillen rutilantes! (TCR 13) Todas las cosas que hay en el universo son procreadas y formadas por el uso, en el uso y para el uso. (CL 183)
El hombre es el medio por el cual el mundo natural y el mundo espiritual se asocian; es decir, que el hombre es el medio de esta conjunción, porque en él está un mundo natural y también un mundo espiritual, por lo tanto en la medida en que el hombre es espiritual en la misma medida es medio de conjunción; pero en la medida en que un hombre es natural y no espiritual, no es medio de conjunción. (HH 112)
El que no conoce los arcanos del cielo, puede quizá creer que los ángeles subsisten sin los hombres, o los hombres sin los ángeles. Pero (…) no hay ángel o espíritu que subsista sin el hombre, ni hay hombre que lo haga sin espíritus y ángeles. Hay una conjunción mutua y recíproca. (…) La raza humana y el cielo angelical hacen una sola cosa, y subsisten recíproca y mutuamente el uno del otro, y por lo tanto ninguno de los dos (…) puede ser separado del otro. (LJ 9)
Casi todos los que pasan de esta vida al otro mundo suponen que el infierno es el mismo para todos, y que el cielo es el mismo para todos. Y sin embargo en ambos hay infinitas diversidades y variaciones, y el cielo o el infierno de una persona no es exactamente igual al de otra. (…) Cada uno está formado mediante la armonía de muchos componentes, y según sea la armonía, así será el cielo, o el infierno. (…) De este modo toda sociedad en los cielos forma una unidad, y de este mismo modo todas las sociedades juntas [forman] (…) el cielo universal, y todo esto proviene exclusivamente del Señor, mediante el amor. (AC 457)
En el universo creado no pueden encontrarse dos cosas que sean idénticas. (…) [Ni pueden] encontrarse dos efectos (…) que sean idénticos entre las cosas (…) del mundo. (…) En lo que respecta a los rostros humanos, no pueden encontrarse dos en todo el mundo que sean exactamente iguales (…) entre sí, ni puede llegar a haberlos, en toda la eternidad Esta variedad infinita solamente puede provenir de la infinitud que existe en Dios, el Creador. (TCR 32)
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