Uso

Es probable que el concepto de «uso» de Swedenborg influya más que cualquier otra idea en su concepción de la vida. A lo largo de los siglos los filósofos y los teólogos han discutido incansablemente los ingredientes de una «buena vida». Swedenborg se suma a esta discusión con abundancia de detalles y ejemplos. El uso, que para Swedenborg quiere decir el servicio de los demás, unifica toda la creación. Ambos mundos — el espiritual y el natural — descansan o se fundan sobre este concepto de «uso». El hombre alcanza la verdadera felicidad cuando sale de sí para servir a los otros, mientras que, al mismo tiempo, cumple su destino particular al volcar sus talentos individuales en la búsqueda de la excelencia en aquellos campos de actividad que son acordes con sus amores. Uso, en la acepción que le da Swedenborg, significa «bien».

No nace el hombre para otro fin que la ejecución de sus usos en beneficio de la sociedad en la que existe y de su prójimo, mientras vive en el mundo, y en el otro, según la buena voluntad del Señor. Ocurre con respecto a esto tal como con el cuerpo humano, cada una de cuyas partes debe ejecutar un determinado uso, aun tales cosas como las que aparentemente no son valiosas, como por ejemplo los diversos fluidos salivales, la bilis y otras secreciones, que deben ser de servicio no solamente para el alimento, sino también en la separación de los excrementos y en la limpieza de los intestinos. (AC 1103)

Nadie vive solamente para sí, sino al mismo tiempo para los otros. De esto proviene la sociedad, que de otro modo no existiría. Vivir para los demás es ejecutar usos. Los usos son los ligamentos de la sociedad (…) y los usos son infinitos en cantidad. Hay usos espirituales, que son del amor hacia Dios y del amor hacia el prójimo. Hay usos morales y civiles, que son del amor hacia la sociedad y la comunidad en la que el individuo vive, y hacia sus compañeros y conciudadanos, entre quienes existe. Hay usos naturales, que pertenecen al amor hacia el mundo y sus necesidades. Y hay usos del cuerpo, que pertenecen al amor de su conservación por aprecio de otros usos, superiores. Todos estos usos están escritos en el hombre, y se siguen sucesivamente en orden, y cuando existen conjuntamente uno está dentro del otro. (CL 18)

Todo el conocimiento de un hombre, todo su entendimiento y sabiduría, y por lo tanto toda su voluntad, debieran tener uso según sus fines (…) Lo que es conducente al uso es el conocimiento de lo bueno y lo verdadero. Lo que pertenece al uso es querer lo que es bueno y verdadero. (AC 5293)

El Señor nos guía mediante el afecto del uso. (LJ Post 170). Desde que los afectos son la esencia de los usos, y los usos son objeto de afectos, se sigue que hay tantos afectos como usos. (D. Love ix)

El hombre (…) es lo que son sus usos. Pero los usos son múltiples; en general son celestiales o infernales. Los usos celestiales son aquellos que sirven para prestar servicio, en mayor o menor medida, a los demás, a la iglesia, al país, a la sociedad y a los conciudadanos, siendo éstos los fines y no los medios de los respectivos usos. Los usos infernales son aquellos que solamente sirven al individuo que los ejecuta y a aquellos que dependen de él, y si de alguna manera sirven a la Iglesia, al país, a la sociedad o al conciudadano, no son éstos sus fines sino por causa de uno mismo como fin. Todos debieran por amor, aunque no por amor a sí mismo, proveer tales cosas como sean necesarias para la subsistencia de la propia vida y de la vida de los que dependen de uno. Cuando alguien ama los usos por sí mismos, es decir, por el mero acto de ejecutarlos, y ama al mundo y se ama a sí mismo en segundo lugar, lo primero constituye su espiritual y lo segundo su natural. Lo espiritual gobierna y lo natural sirve. (AE 1193)

Uso es desempeñar el propio oficio y hacer el propio trabajo de manera correcta, con fidelidad, sinceramente y en toda justicia. Sabemos solamente de manera oscura (…) qué quiere decir la Palabra cuando habla de los bienes de la caridad, que también se denominan «buenas obras», o «frutos», pero que nosotros denominamos usos. A partir del significado de la letra de la Palabra se cree que consisten en dar a los pobres, asistir a los necesitados, hacer el bien a los huérfanos y a las viudas, y otras cosas por el estilo. Sin embargo no son estas cosas lo que la Palabra significa cuando habla de «frutos», «obras» o bienes de la caridad, sino (…) ejecutar el propio oficio, negocio o trabajo de manera correcta, con fidelidad, sinceridad y justicia. Cuando se hace esto (…) se está atendiendo al bien público, y también al bien del propio país, de la sociedad mayor o menor, del conciudadano, camarada o hermano, que son nuestro prójimo, en un sentido amplio y restringido. Cuando se procede de este modo todos, sean sacerdotes, gobernantes, empleados públicos, comerciantes u obreros, están todo el tiempo ejecutando usos.

El sacerdote [ejecuta los usos] al predicar, el gobernante o el empleado público al dedicarse a sus tareas administrativas, el comerciante al mercar, y el obrero al hacer su trabajo. Por ejemplo; el juez que juzga rectamente, con fidelidad, sinceridad y justicia, ejecuta usos con respecto a sus prójimos cada vez que juzga. El ministro de la religión [lo hace] cada vez que enseña, y así sucesivamente en cada profesión o tarea. (D. Wis. XI)

La actividad y el empleo quieren decir toda aplicación posible de los usos. Mientras el hombre está ocupado de esta manera, o sea que ejecuta su uso, su mente se encuentra limitada y circunscripta, como si fuera por un círculo que lo coordina sucesivamente en una forma que es auténticamente humana. (CL 249)

Por usos no significa meramente las necesidades de la vida, que están relacionadas con el alimento, la ropa, la habitación y otras formas naturales del hombre y de los que de él dependen, sino también el bien del país en que uno habita, de la sociedad y del conciudadano. Los negocios se constituyen en este tipo de bien cuando apuntan hacia aquel amor final, y el dinero es un amor mediato y subordinado, provisto que el negociante destierre de su práctica comercial los fraudes y los artificios malvados, considerándolos pecaminosos. Pero cuando el amor final es el dinero, y los negocios, el amor mediato y subordinado, ocurre totalmente lo contrario, porque esto es avaricia, que es una de las raíces de todos lo males. (DP 220)

Las obras son más o menos buenas según la excelencia del uso. Las obras deben ser usos. Las mejores son aquellas que son hechas a favor de los usos de la Iglesia. En segundo lugar en la jerarquía de la bondad están aquellas obras ejecutadas como usos del país en que uno vive, y así sucesivamente, siendo los usos los que determinan la bondad de las obras. (AE 975)

Las dignidades y sus honores son naturales y temporales cuando en ellas el hombre está pensando en sí mismo, personalmente, y no en el bienestar común y los usos. [En tal caso] el hombre (…) piensa interiormente que el bienestar común debe servir su propio bienestar, y no el de todos. Es como un rey que piensa que el reino y todo el pueblo que en él habita existen para servirlo a él, y no que él existe para servir al reino y al pueblo que en él habita. Pero (…) las dignidades, con sus honores, son espirituales y eternas cuando el individuo considera que él existe para el servicio del bienestar común y los usos, y no para servirse (…) a sí mismo. (DP 220)

El reino del Señor es un reino de los fines que son usos, o, lo que es lo mismo, un reino de usos que son fines. Por esto mismo el universo ha sido creado y formado de tal modo por lo Divino para que en todas partes pueda haber usos (…) En la naturaleza con sus tres reinos todas las cosas existen en conformidad con el orden y las formas de los usos, o efectos formados del uso por el uso (…) En el caso del hombre, en la medida en que él está de conformidad con el orden divino, esto es, en la medida en que está en amor al Señor y en caridad al prójimo, tanto sus actos son usos en forma. (…) A través de éstos se asocia con el cielo. Amar al Señor y al prójimo significa, en general, prestar usos. (HH 112)


Category: Temas Espirituales

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